Ruta de Silves a Vale da Rosa
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Ruta de Silves a Vale da Rosa
La ruta comienza en Silves, pueblo que se encuentra entre Monchique (30kms) y Portimão (16kms). El punto de partida es la carretera que une Silves con Faro. Entramos en el pueblo siguiendo primero las indicaciones hacia Castelo (c.3) y después hacia Lisboa (c.4). Dejamos rápidamente la ciudad y, nada más pasar el puente, tomamos un camino a mano izquierda para dirigirnos hacia los montes más próximos.
La pista, de buen firme, nos lleva por las crestas de los montes desde donde podemos ver un Molino y, a nuestra espalda, la ciudad. Esta zona de subidas y descensos termina con una bajada larga y pronunciada que nos lleva a la pista que veíamos en el valle desde el alto. Aunque parece un camino más rápido y liso, aparecen baches y pequeños arroyos. La zona árida y despoblada que antes recorríamos, ha dado paso a un bosque de eucaliptos jóvenes.
Recorriendo el valle paralelo al arroyo, que cruzamos varias veces, atravesamos una zona frondosa de jaras, piornos, mimosas y eucaliptos, que nos mantiene encajonados sin opción de pasar por otro sitio. Por fin, en la casilla 15, llegamos a una zona más despejada. Recorrido un kilómetro desde este punto, podemos ver a nuestra izquierda el Embalse do Funcho, en medio del valle. Bajamos hacia el embalse y continuamos por una pista muy ancha y rápida que nos lleva hasta el mismo muro de la presa, donde encontramos una carretera que cruza al otro lado (c.19). Tras un corto tramo de asfalto, tomamos otra pista que nos lleva a bordear el embalse, donde encontramos no sólo casas habitadas cerca del agua, sino también ruinas que están casi cubiertas. El camino, aunque más rápido, tiene baches y ramas que salen de la parte interior. Al salir de esta zona, llamada Vale Bravo, tomamos asfalto brevemente (c.25) para girar a la izquierda por otra pista: un camino muy ancho y rápido que cruza las vías del tren. Más adelante cruzamos la carretera para seguir por asfalto en dirección a Perna Seca, y enseguida tomamos un camino que sale a la derecha (c.29). Esta pista, aunque ancha, tiene bastante piedra y algún bache.
Alcornoques, jaras, madroños, adelfas y juncos componen mayormente la flora de esta zona. Este camino (c.37), que cada vez se hace más ancho, sirve para unir varias aldeas, factor a tener en cuenta dada la posibilidad de encontrarnos vehículos de frente. En la casilla 39, nos dirigimos hacia Gralha por un tramo del mismo estilo que, un poco más adelante, zigzaguea y se estrecha adquiriendo el ancho normal y manteniendo el tipo de firme bueno y rápido. Las casas en ruinas y algunos árboles quemados dan un aspecto algo tétrico a la zona. Tomamos carretera en la c.41, dirección S. Bernabé, adentrándonos en la Sierra de Mú ou Caldeirão. Desde ahí nos desviamos por un camino hacia Almeijoafra de Baixo; se trata de una pista de firme bastante abrupto a causa de las piedras sueltas. Llegamos a Almeijoafra de Cima en la c.45 y continuamos hacia la derecha para subir, por un corto camino asfaltado, a Monte das Voltinhas. Después nos desviamos hacia Serra Morena: una aldea de sólo tres casas (c.49). Llegamos a una carretera, que abandonaremos tras recorrer 5 kilómetros para ir en dirección Almunia hasta Felizes, donde continuaremos por pista a Corte Cabo (c.57). Salimos del pueblo, también por pista, y alcanzamos la carretera en la c.60, tomándola a mano izquierda. Después cogemos el desvío hacia Palhero y a menos de 200 metros salimos a una pista a la izquierda, bastante bacheada, que discurre entre alcornoques. De nuevo hacemos un corto enlace por carretera (c.65) para adentrarnos por otro camino de monte que nos lleva al cauce de un río (seco) en la c.69, que recorreremos durante 60 metros para salir a la izquierda a una pista principal (c.71).
La pista, de buen firme, nos lleva por las crestas de los montes desde donde podemos ver un Molino y, a nuestra espalda, la ciudad. Esta zona de subidas y descensos termina con una bajada larga y pronunciada que nos lleva a la pista que veíamos en el valle desde el alto. Aunque parece un camino más rápido y liso, aparecen baches y pequeños arroyos. La zona árida y despoblada que antes recorríamos, ha dado paso a un bosque de eucaliptos jóvenes.
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Re: Ruta de Silves a Vale da Rosa
Silves
Silves nació en una colina de la Sierra de Monchique, en la Edad de Hierro (3.000 a.C.), cerca del Río Arade, que era la principal vía de comunicación de la zona. Precisamente por el río entraron los romanos, que comercializaron cobre, aceite, vino, frutos secos y sal que obtuvieron en estas tierras. Más tarde, en el s. V, con la llegada de los visitodos, fue nombrada capital regional de los reinos de Taifas, creciendo comercial y culturalmente. Durante la época de los descubrimientos, muchos habitantes de Silves formaron parte de la tripulación de las carabelas y ayudaron a defender las ciudades portuguesas del Norte de África. Pero en el s. XVI las arenas del río impedían su navegación y se inició el declive de la ciudad, alque contribuyó el terremoto de 1755, que la dejó medio destruida. Silves no empezó a recuperarse hasta el s. XIX, durante la revolución industrial, comerciando con su corcho y sus frutos secos.
Siglos de historia
Muchos fueron los pueblos que dejaron sus huellas en el Algarve, y así lo muestran, por ejemplo, el Dolmen de Piedra (Anta de Pedra) del Alagar en Ameical (Loulé), de 4000 años de antigüedad. También de los romanos quedan vestigios, entre los que se pueden visitar las ruinas de Boca do Rio (Buidens) y de Cerro da Vila (Vilamoura) . También vale la pena buscar los restos de los castillos moriscos y chimeneas decoradas y, ya de los reinados cristianos, las múltiples iglesias, castillos y variados monumentos.
Folklore y artesanía
Durante las fiestas, las gentes del Algarve se echan a la calle, ellos con su sombrero de fieltro negro y ellas con sus trajes de vivos colores, recorren el pueblo cantando y bailando al son del acordeón y el repicar de los triángulos, animando a los visitantes y despertando su curiosidad. El corridinho, el baila de roda y el baile mandado son algunas de las danzas populares en las que los bailarines realizan los movimientos que les dicta el mandador. Las parejas giran y giran, cogiendo velocidad, creando un remolino de colores donde se pierden las figuras. Otros cantares, como los cantos de trabajo de los pescadores y las canciones de cuna, tienen un ritmo más lento con letras casi recitadas. Además, en vísperas de Año Nuevo, pueden escucharse las janeiras que entonan los grupos populares que se forman a lo largo de la calle.
Silves nació en una colina de la Sierra de Monchique, en la Edad de Hierro (3.000 a.C.), cerca del Río Arade, que era la principal vía de comunicación de la zona. Precisamente por el río entraron los romanos, que comercializaron cobre, aceite, vino, frutos secos y sal que obtuvieron en estas tierras. Más tarde, en el s. V, con la llegada de los visitodos, fue nombrada capital regional de los reinos de Taifas, creciendo comercial y culturalmente. Durante la época de los descubrimientos, muchos habitantes de Silves formaron parte de la tripulación de las carabelas y ayudaron a defender las ciudades portuguesas del Norte de África. Pero en el s. XVI las arenas del río impedían su navegación y se inició el declive de la ciudad, alque contribuyó el terremoto de 1755, que la dejó medio destruida. Silves no empezó a recuperarse hasta el s. XIX, durante la revolución industrial, comerciando con su corcho y sus frutos secos.
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Siglos de historia
Muchos fueron los pueblos que dejaron sus huellas en el Algarve, y así lo muestran, por ejemplo, el Dolmen de Piedra (Anta de Pedra) del Alagar en Ameical (Loulé), de 4000 años de antigüedad. También de los romanos quedan vestigios, entre los que se pueden visitar las ruinas de Boca do Rio (Buidens) y de Cerro da Vila (Vilamoura) . También vale la pena buscar los restos de los castillos moriscos y chimeneas decoradas y, ya de los reinados cristianos, las múltiples iglesias, castillos y variados monumentos.
Folklore y artesanía
Durante las fiestas, las gentes del Algarve se echan a la calle, ellos con su sombrero de fieltro negro y ellas con sus trajes de vivos colores, recorren el pueblo cantando y bailando al son del acordeón y el repicar de los triángulos, animando a los visitantes y despertando su curiosidad. El corridinho, el baila de roda y el baile mandado son algunas de las danzas populares en las que los bailarines realizan los movimientos que les dicta el mandador. Las parejas giran y giran, cogiendo velocidad, creando un remolino de colores donde se pierden las figuras. Otros cantares, como los cantos de trabajo de los pescadores y las canciones de cuna, tienen un ritmo más lento con letras casi recitadas. Además, en vísperas de Año Nuevo, pueden escucharse las janeiras que entonan los grupos populares que se forman a lo largo de la calle.
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Re: Ruta de Silves a Vale da Rosa
Desde el siguiente enlace puedes descargar el rutómetro en formato PDF.
http://motor.terra.es/motor/pdf/rutas4x4/Rutometro.pdf
http://motor.terra.es/motor/pdf/rutas4x4/Rutometro.pdf
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